La situación puede explicarse a través de la siguiente analogía con la agricultura: el corazón del discípulo es un campo; la sádhaná es el surcado, e irrigación del campo; y la iniciación del preceptor es la siembra de la semilla. Si las semillas son defectuosas no germinarán; si el campo no es fértil, la cosecha será pobre e incluso si la semilla y el campo fueran ideales, pero el campo no es surcado o irrigado apropiadamente, la cosecha será pobre.

Según el Tantra, los discípulos son de tres categorías. La primera de ellas es comparada a un jarro colocado inversamente en una cuba de agua. Esos jarros contendrán el agua mientras permanezcan en la cuba pero tan pronto como los retire de allí, se derramará toda el agua. Estos discípulos adquieren el conocimiento espiritual cuando están en un contacto muy cercano con el preceptor, pero tan pronto como se les aparta de él, olvidan toda su enseñanza.

La segunda categoría de discípulos  son como las personas que trepan a un ciruelo  y picotean ciruelas de sus ramas espinosas. Desafortunadamente se demoran tanto en descender que se olvidan completamente de su cuidadosa recolección de ciruelas, las cuales caen de sus bolsas y se rompen en el suelo. Estos discípulos aprenden muchas cosas del preceptor con mucha dificultad pero no toman el cuidado adecuado para guardar esas instrucciones Pierden el conocimiento ganado duramente por la negligencia.

La mejor categoría de discípulos son como los jarros colocados en la posición correcta. Cuando esos jarros son puestos en una cuba de agua, hay agua dentro de ellos y a su alrededor y cuando se les quita de la cuba permanecen llenos de agua. Estos discípulos guardan cuidadosamente en el joyero de sus corazones cualquier cosa que aprendieran de su preceptor

Según el Tantra hay también tres tipos de preceptores: el inferior, el mediocre y el superior. Los preceptores inferiores son los que pronuncian sonoros discursos, pero no se preocupan de si sus discípulos siguen o no sus enseñanzas, Los preceptores mediocres imparten el conocimiento a sus discípulos, sin duda, y además investigan si los discípulos están siguiendo sus enseñanzas pero no se lo exige. El preceptor superior, no obstante, cuida meticulosamente de asegurarse de que sus discípulos siguen sus enseñanzas. Si descubre que son negligentes en alguna forma, los apremia a practicar mas concienzudamente aplicando la presión circunstancial.

En el sistema védico no existe una relación tan fuerte entre preceptor y discípulo, porque el conocimiento védico es absolutamente teórico. En el Tantra, el énfasis no sólo se sitúa en la selección de maestros competentes y discípulos dignos, si no también en la necesidad de que los discípulos hagan una entrega total al preceptor en la primera fase del camino tantrico.

Las cualidades del mejor preceptor han sido apuntadas en el Tantrasára: Tranquilo, auto controlado, diestro en elevar kundalinii, modesto, sobriamente vestido, conducta ejemplar, se gana la vida por medios honestos, puro de pensamiento, bien versado en el culto espiritual, altamente inteligente, jefe familia, establecido en la meditación, bien versado en el Tantra  y el Mantra, capacitado para castigar y premiar al discípulo --sólo personas semejantes merecen ser llamados guru.--